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Cómo trabajar con clientes que no saben de diseño

Siempre se puede dar el caso de que nos encontremos con un cliente que es ajeno al mundo del diseño, y que por lo tanto, sus conocimientos sean escacos, para esas circunstancias, hoy traemos una serie de consejos muy útiles a la hora de realizar proyectos con este tipo de cliente.

1 Haz todas las preguntas que tengas que hacer, y alguna más por si acaso.

Existen muchos tipos de clientes que nos vamos a ir encontrando en nuestra vida como diseñadores, desde el cliente «facilon» con poca visión de diseño y cero ideas preconcebidas sobre el proyecto, que será relativamente sencillo que nos acepte la propuesta, hasta el cliente que si que ha realizado una reflexión sobre lo que quiere, pero no sabe materializarlo, será en esos casos, cuando debemos comenzar con nuestra labor de detectitves.
Lo primero, es realizar una pequeña entrevista con el cliente con tal de conocerlo y comprender en la totalidad que es lo que quiere antes de comenzar a trabajar, luego, en la medida de lo posible, realiza tantas preguntas como necesites, como por ejemplo:

– ¿ Quién es el público objetivo?
-¿ Tienes experiencia previa con diseñadores o en trabajos de diseño?
– ¿ Cómo fueron esas experiencias?
-¿ Que le ha llevado a contratar a nuestro estudio?
– ¿ Hay algo en nuestro portfolio que le haya inspirado para su proyecto?

Cuantos más detalles seamos capaces de sacar, más fácil sera la ejecución del trabajo, tratando de precisar con exactitud los diferentes términos descriptivos que utilicen.
Aunque en ocasiones puede parecer algo cansino, la repetición es una gran herramienta para reforzar las ideas que se han puesto sobre la mesa con cliente. Por ello, después de la primera entrevista, debes organizar las notas tomadas y mandarle una copia al cliente. Esto tiene una doble función, la de fraguar conceptos, así como la de evitar posibles confusiones o conflictos en el futuro.

2 Establecer expectativas realistas sobre el trabajo

Cuando los clientes no tienen una idea clara sobre que es lo que quieren, existe mayor probabilidad de que cambien de opinión sobre algo que ya estaba previamente aprovado, agreguen más modificaciones o incluso, se llegue a cancerlar el proyecto por completo.
Para evitar todo esto, lo mejor que podemos hacer es establecer unas expectativas realistas y claras ante de comenzar con el proyecto. El cliente debe de entender cual es la metodología de trabajo y las distintas fases del mismo antes del comienzo del proyecto. Por ejemplo el número de ocasiones que se van a reunir, número de revisiones o rondas de revisión.

3 Mantener el contacto

A pesar de que algunos clientes no van a querer saber mucho de nosotros, y lo único que se dedicarán es a la espera de la entrega final del trabajo,y de lo jugoso que pudiera ser para nosotros esa «libertad» lo conveniente, y más sano para esos casos es mantener contacto a intervalos regulares con el cliente.
Una buena comunicación con el cliente y la revisión periódica del trabajo, nos ayudaran a transmitir mayor transparencia, y genera la situación en la cual, cualquiera de las partes puede exponer posibles dudas e inquietudes, así como, evitar que el diseño vaya demasiado lejos en una dirección que no es la que el cliente esperaba.
Aunque nos pueda dar pereza, o resultar algo engorroso, tiene que haber comunicación directa con el cliente, ya sea en persona, o a través del teléfono, con tal de que haya una comunicación más fluida y sincera, y no dejar que broten frustraciones en las conversaciones condescendites que podamos mantener via mail.

4 Una retirada a tiempo, una victoria.

Abandorar proyectos que están en marcha, o iniciandose, nunca es buena idea, pero si un cliente no está a la altura de las circunstancias dado un momento concreto, una retirada, es una victoria, que nos va a hacer ahorrar tiempo, y dinero, tanto a nuestro cliente, como a nosotros. No se puede comenzar un proyecto, por ejemplo, si el cliente no es capaz de informarnos y detallar que es lo que quiere hacer.
Con esto, no queremos decir que no se deban a atender a clientes que puedan tener una mayor ç» dificultad de diseño» o un ojo poco entrenado para las composiciones,¡ en absoluto! Pero si que hay que saber cuando se dá esa circunstancia, y cuando nos encontramos con un cliente, que ni el mismo sabe lo que quiere, y que tampoco lo sabrá hasta que le de un par de vueltas en su cabeza.

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